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4 Consejos Infalibles para Limpiar tus Cortinas y No Morir en el Intento
Las cortinas son como los guardaespaldas de tu casa: te protegen del sol, de las miradas curiosas y hasta de los mosquitos kamikazes. Pero, seamos sinceros, ¿cuándo fue la última vez que las limpiaste? Si tu respuesta es «no lo recuerdo», este artículo es para vos. Aquí van cuatro consejos infalibles para que tus cortinas vuelvan a respirar sin que vos termines enredado en ellas.
1. Conocé a tu enemigo (o a tu tela)
Antes de mandar las cortinas a la lavadora como si fueran medias, revisá la etiqueta. Algunas telas requieren lavado en seco, otras soportan la lavadora y unas pocas prefieren que las laves a mano con más cariño que a tu mascota. Si te mandás sin chequear, podés terminar con cortinas dos talles más chicas o con un nuevo diseño abstracto cortesía del centrifugado.
2. Sacudí antes de lavar (y preparate para el polvo del siglo)
Si pensás que tus cortinas están limpias porque “no se ven tan sucias”, probá sacudirlas. Te sorprenderás con la nube de polvo que sale de ahí (y que probablemente haya estado acompañándote en cada respiro). Antes de lavarlas, sacudilas bien o pasales la aspiradora para evitar que el agua se convierta en sopa de tierra.
3. No subestimes al bicarbonato y al vinagre
Estos dos ingredientes mágicos no solo sirven para limpiar, sino que además eliminan olores y dejan todo reluciente. Si tus cortinas tienen manchas rebeldes o un olor a encierro que parece sacado de una película de terror, ponelas en remojo con una mezcla de agua, bicarbonato y un chorro de vinagre blanco. Enjuagá y listo: cortinas frescas y libres de dramas.
4. Secado con estilo (y sin arrugas)
Evitar que las cortinas queden arrugadas es un arte. Si podés, colgalas húmedas directamente en su lugar, así se secan con su propio peso y quedan derechitas. Si usás secadora, asegurate de que no se achiquen y queden con look de cortinas para casita de muñecas. Y si las planchás, hacelo con cuidado y a baja temperatura, a menos que quieras derretirlas y estrenar una versión moderna de «arte en plástico fundido».
Con estos consejos, ya no tenés excusas para seguir viviendo entre cortinas llenas de polvo. ¡Manos a la obra y que el aire fresco entre sin obstáculos! Y si todo falla, siempre podés hacerte el distraído y decir que la mugre es parte de la decoración rústica.
