8 razones para odiar las fiestas
Quién mejor que nuestra querida Paloma Sneh para resumir 8 razones para odiar el espíritu navideño. Grinch del mundo, uníos…
Año Nuevo y Navidad inspiran toda clase de sentimientos. Creyentes o no, la marea roja y blanca papanoélica arrasa con todo lo que encuentra cual tsunami inevitable al que todos esperan pero muchos evitamos. Sí, evitamos. Si hubiera un refugio antinavideño como existen los antinucleares ahí estaría yo. Con el celu sin señal, inmovilizada porque no hay taxis pero si gente por todas partes con la sensación de querer dormirme el 23 de diciembre y despertarme el 7 de enero. Por esa y algunas cosas más estas son las 8 razones por las cual ODIO las fiestas.
3 EMPANADAS
Mi madre decía que para ganar había que apostar. Entonces comprábamos billetes del gordo de Navidad, Año Nuevo, las rifas de la panadería- esas en las que te ganabas una canasta llena de sidra, pan dulce encualta en celofán- pero jamás ganamos nada. Nunca nada. Inevitable no fantasear con ganar esa fortuna, y comprar un auto o al menos comer unos turrones de arriba y lograr así que la Navidad sea ¡al fin! un buen recuerdo. Pero ups…no.
AL FINAL LA VIDA SIGUE IGUAL
Si bien para los Christmas- frendly, la Navidad es celebración, esperanza, renacimiento, para todos los demás… ¿por qué debería serlo? No tiene ninguna magia. La vida, si era una mierda antes, despúes de las fiestas sigue igual. O peor. Todo es un enorme autoengaño sacado de un libro de Stamateas. Los errores, las peleas, las trompadas, los malentendidos y los políticos corruptos siguen ahí, incólumes.
CADA AÑO EMPIEZA ANTES
Se entiende la crisis, la falta de laburo, las pocas de ventas… pero ¿es necesario que el 3 de noviembre ya pongan pan dulce, turrón, sidra y bolas de arbolito de las góndolas? Y los que sacan las ofertas que no vendieron el año anterior porque decía que el turrón se puede comer hasta el 30 de noviembre de 2017. Un asco. Es como una alarma que cada vez suena antes. En breve van a arrancar en agosto, con temperaturas de 3 grados pero eso si: con los cartelitos de Felices Fiestas.
LAS MIL Y UNA CENAS
Nos guste o no, es un momento de reunión. Comidas familiares, del trabajo, brindis con amigos. Hay que juntarse con personas que casi no ves durante el año, con la que no tenés nada en común y que por ser año nuevo lalalala quieren pasar a saludar. Y escuchar pavadas variopintas como “a ver si este año te casás”, “a ver si este año escriben a París”. Todo acompañado por discusiones navideñas en la mesa familiar, presentes en la memoria colectiva de casi todos.
EL MES DE LA GORDURA
Comer y beber hasta perder el conocimiento es parte de la cosa. Turrón, dulces, ensalada rusa, alcohol, y el fuckin vithe tonel ( que solo viene en esta época para cagarnos la vida. Todo viaja directo a la cadera, empujado por el calor reinante. Y el 7 de enero te querés matar. Literal. Un año de gym tirado a la basura, porque comés como Jabba The Hutt durante una semana. Nada. Ni el “Si se puede” de Cuestión de Peso te salvará de esta.
PROHIBIDO DEPRIMIRSE
Insoportable. Dicen que no es momento de tomar decisiones ni de estar triste. Dejás de ser humano y te convertís en una especie de Barbie mal medicada. Siempre sonriente. El espíritu navideño fluye por las venas y el mundo es hermoso cuando en realidad tu novio te dejó, tu jefe no te dió el aumento y tu papá tiene una novia más chica que vos.
LA VIDA SEGUN WHATSAPP
Si ya las clásicas postales navideñas que se enviaban por correo eran un rompedero de huevos mejor ni hablemos de esas cadenas de memes que se mandan por washapp. ¿Porque el plomero al que tenés agendado meramente por necesidad te manda un tierno cachorrito disfrazado de Papa Noel? Peor el que nunca te contesta en todo el año y te manda un triste mensaje genérico que dice apenas “Felicidades”. Le da lo mismo que tengas buen año o te la pongas con el auto. Paremos ya.
GASTAR MUUUUCHO DINERO
Aunque el país se caiga, se depslome, lo importante acá es comprar regalos. Pequeños, grandes, pavaditas, atenciones, pero comprar, llenarse las manos de bolsas. La noche de los shoppings, La matiné de las galerías, el amanecer de los muertos, cualquier movida es buena para gastar lo que no tenemos. Todo esto acompañado de un aluvión de gente siempre apurada y con mucha pero mucha mala onda.